El Servicio de Medicina Intensiva (UCI) diagnostica y trata las enfermedades más graves que necesitan ser vigiladas de forma constante y tratadas con aparatos que sustituyen los órganos de estos pacientes críticos.
Entre las más frecuentes las infecciones de cualquier tipo (neumonía, meningitis, etc.), problemas cardiacos graves (paradas cardiacas, infartos de miocardio, arritmias graves, etc.), enfermedades neurológicas graves (como la epilepsia, los ictus isquémicos y hemorrágicos, etc.) y un largo listado de enfermedades críticas.